Según cifras del
Indec hay 15 millones de argentinos que no cubren sus necesidades esenciales de vestimenta, transporte, educación y salud, de los cuales 5,3 millones no tienen siquiera para alimentarse.
Es precisamente esta última cifra la que origina en nuestro país la aparición de numerosos comedores comunitarios, ya que día a día crece la demanda de quienes necesitan esta ayuda para cubrir sus necesidades de alimentos.
Según datos de
Rutas Solidarias, sitio de Red Solidaria, cada dos semanas ó cada mes aparecen nuevos comedores, muchos de los cuales no están registrados ni cuentan con ayudas oficiales. Tal es el caso del Comedor de Matilde, en la ciudad de Córdoba, al que acuden 70 niños con edades comprendidas entre los 2 y 4 años.
"Es muy fuerte tener que llevar a los chicos a un comedor común porque un hijo que no puede compartir la mesa con su familia está impotente. Y lo peor que puede pasar es que el tema se vaya naturalizando", declaró Héctor Flores, gerente de la cooperativa La Juanita que exporta guardapolvos a Japón.
"No podemos negar que haya números que mejoran. La cultura de la solidaridad sigue creciendo. Pero al mismo tiempo es cierto que sigue siendo una participación emocional. Antes había hambre, ahora por suerte hay una respuesta, el comedor. Pero estamos tratando de lograr que al menos haya un comedor que desaparezca. El siguiente paso del proceso tendría que ser que los chicos vuelvan a comer en su casa. Ese paso, significaría una transformación que todavía no vemos cerca”, señaló Juan Carr de Red Solidaria